sábado, 24 de marzo de 2012

Fuego.

El fuego consumía toda la pasión que estaba empapada en las sábanas, sofocaba los recuerdos con un denso humo y reducía a cenizas la habitación, en cuesntión de minutos ya apenas quedaban escombros de lo qeu alguna vez había sido nuestro refugio.
No había otra solución. Era el pasado o nosotros. Necesitábamos deshacernos del ayer.
El fuego se combate con fuego, y no había más remedio que quemarse en el. 
Hicimos lo mejor que pudimos. Purificamos los pecados, no al pecador. Pero no importa, quemaremos nuevamente este presente cuando sea parte de pasado si es necesario.


Ya somos viejos para crecer, muy inmaduros para aprender. 

domingo, 18 de marzo de 2012

Intento de despertar número 3.

Los domingos fueron hechos para dormir, calmar los dolores de cabeza y escuchar Placebo.



"I'm medicated... how are you?"

miércoles, 14 de marzo de 2012

Sol resplandeciente en una gris ciudad.

Las mariposas revolotean en mi estomago. O quizás son nauseas.
Todo gira al rededor mío y no me puedo mover. O quizás sea la resaca.
Todo cae por su propio peso. O quizás ya no tenga excusas para justificar mi desgracia.



Estoy segura de que fuiste mi Sol, alguna vez. A millones de años luz de distancia, pero lo suficientemente cerca como para quemar con tu luz. Es por eso que siempre preferí la noche. Porque en mis pesadillas evitaba escuchar tu nombre.
Recuerdo una en particular, en la que me estaba ahogando y moría. Dicen que si morís en un sueño, morís en la realidad. Me levante y sí, efectivamente estaba muerta. Afortunadamente así esta la mitad de la ciudad; caminando por inercia, diciendo y haciendo pero sin entender el porqué. Sin importarles porqué.
Y me refiero a muerte porque no sabemos lo que es la vida, porque no somos capaces de disfrutarla. Porque el aire contaminado consumió nuestras ganas de reír, de sentir, de seguir.
Así que estoy muerta, muerta, muerta. Sin intenciones de dejar de estarlo; porque es más cómodo que agonizar, como lo hace la otra mitad de la ciudad.

viernes, 9 de marzo de 2012

1, 2, 3, probando...

Se comprimen todos los pensamientos cotidianos y se convierten en un insoportable dolor de cabeza. Detalles insignificantes que me hacen dudar de mi existencia...
No puedo sobrevivir sin electricidad y mucho menos sin cafeína. Algo anda mal, no se son mis electrodomésticos o mi cabeza. Ya no sé diferenciar una de la otra.



La distancia entre dos personas en al misma habitación puede ser abismal si ninguna de las dos sale de su zona de confort. Nunca logré relacionarme con los demás, no quiero salir de mi refugio interior. No es por miedo, es por costumbre ya.
Supongo que después de tanta oscuridad, la luz me podría dañar quizás... 

domingo, 4 de marzo de 2012

Deslumbrar.

He vuelto del infierno, me deshice de todos mis demonios, pero luego descubrí que yo era uno más de ellos.
¿No hay lugar en tu cielo para mis suplicas? Tus ojos color océano no son de aceptar misericordia, lo sé. Me costo 7 años y medio entenderlo, pero finalmente lo hice. Aunque para ese tiempo tus ojos ya se habían desgastado de tanto llorar, tanto que no quedo más que un leve tinte gris en ellos.
Bajó la Luna y lo único que resplandecía era mi  miedo. De alguna manera te las ingeniaste para hacer tu ego brillar, una vez más. La luz enceguecía, pero no te pareció importar.
Tomaste hasta la ultima gota de vino blanco que había en la copa, pero siquiera eso logró que te tragaras tu orgullo. Así que la próxima vez, me aseguraré de que bebas cianuro,  aunque más efectivo sería que tragues todos tus inconsistentes discursos. Eso sin duda, es una muerte despiadada y dolorosa.

jueves, 1 de marzo de 2012

Luego del precipicio.


¿Cómo se siente caer desde el abismo y saber que no hay suelo? Es la nada eterna, caer, caer, caer. Rendirse.
Podes fingir todo lo que quieras, nunca nadie notará la diferencia. Estas sola en la tempestad. Tus demonios salieron a pasear, ya no te pueden soportar.
Te quedan pocas opciones, entregarte al dolor o encerrate en la desesperación. Elegí sabiamente, no hay vuelta atrás. No esta vez.
De a poco lograste desprenderte de tu sutiles engaños, ahora todas tus mentiras cobraron vida. Y son tu única compañía.
Nada más triste, nada más justo. Predecible.
Al borde de la locura, de la enfermedad. Tu sonrisa siniestra ilumina; tus ojos vacíos acallan la noche y avivan una silenciosa tempestad. Espero haberme alejado lo suficiente para que tus lágrimas no me salpiquen en ese momento.
¿Te queda alguien más por alejar? Te perdiste y no lo queres admitir. No te queda nada por lo cuál luchar, excepto por todo lo que dejaste atrás, y se lo llevo el mar.