"Sus ojos brillan, plateados como la Luna; luz de mi eterna noche"
Esa frase, que bien se podría confundir con un garabato cualquiera, se encontraba en la octava pagina de su primer diario intimo. Hacia un tiempo que él ya no escribía más, o al menos no con tanta frecuencia.
Dos años atrás él fue capaz de llenar un cuaderno en cuestión de horas, aunque no haya sido mas que en un par de ocasiones, debido principalmente a un terrible insomnio.
Él escribía todo lo que pensaba, por más insignificante que fuere, porque si las palabras en su mente no se materializaban en un papel, él simplemente se no podía funcionar. Su mente colapsaba en cuestión de días.
Y si había algo más adictivo que escribir, sin duda alguna tenia que ser ella. Ella, indescriptible, única, casi real.
Imposible es que él haya pasado un sólo día sin pensar en ella y cada uno de esos pensamientos, desde los más inocentes a los más impuros, están plasmados en las paginas de su innumerable colección de cuadernos/diarios/hojas sueltas.
Cada detalle de su pelo, cada color con el que ella pintaba sus labios, cada vez que ella sonreía, cada frase que decía, todo. Todo, pero absolutamente todo esta registrado a puño y letra por él.
¿Obsesión acaso? El psicólogo dijo que sí, pero qué sabe él sobre el amor puro de un hombre con alma de niño.