Después de la trágica escena que culmino con un grito desesperado, me quede con la mente en blanco. Me detuve por lo que pareció ser un siglo, pero mi reloj solo marco unos minutos. En ese momento reflexione sobre lo que había hecho, era increíble ¿Cómo? ¿Cómo pude?
Aun no lograba entenderlo, cuando una cuestión mas importante resonó en mi cabeza: ¿Que hago con el cadáver? ¿Cómo oculto las manchas de sangre?
Ella lucia tan indefensa cuando clave la cuchilla en su garganta por primera vez. Había perdido todas sus fuerzas tratando de escapar, intentando gritar por ayuda, y rogándome piedad.
Pero no podía perder mi tiempo recordando, no. Necesitaba ocultar el cuerpo, limpiar el piso y las paredes, asegurarme de que no hubiera testigos -aunque ¿Cómo iba a haber testigos a las 3 de la mañana en una estancia de las afueras de la ciudad? Era imposible. Ni siquiera los empleados estaban, ellos dormían junto a la casa de huéspedes, que quedaba a unos cien metros de distancia, y tenia las paredes demasiados gruesas-
Era importante no hacer movimientos sospechosos, al principio pensé que debía parecer un accidente... pero es difícil concebir que alguien se decapite, y se apuñale el torso mas de diez veces accidentalmente, así que fingir una desaparición sonó mas lógico y efectivo.
Sin pruebas, no había crimen. Simplemente debía limpiar, tomar su auto y tirarlo en le río o algún otro lugar, de manera tal que parezca que ella tuvo otra crisis, otro intento de suicidio u otra inexplicable huida. Ahora que lo pienso, probablemente ella era la mejor victima que pude haber elegido, sus antecedentes de depresión y crisis eran la coartada perfecta.
Si, era la coartada perfecta, limpie todo lo mejor que pude, de cualquier manera, podría mandar a pintar las paredes de toda la casa, y re modelar el piso -tareas que estaban pendientes desde hace dos meses- si era necesario.
Puse el cuerpo, Dios sabe como, en el baúl del auto, y luego de recorrer mas de 3km lo incendie, y de alguna forma, termino en el fondo de un lago o río, tal vez. No recuerdo donde exactamente, y me tomo varias horas llegar a casa. No tenia medio de trasporte para volver, y aun así lo hice. No se, no entiendo cómo, pero todo salio perfecto.
Al llegar, procure dormir, no mas que una hora ya que debía estar despierto para el desayuno. Pero no logre dormir, el silencio, el mortífero silencio no me dejaba descansar. No, no era culpa, era el silencio.
El silencio eterno, el silencio de mis empleados, que no escucharon nada o al menos nada dijeron, de mi familia, que a penas fingió preocupación durante unos días cuando ella no apareció, de su familia que se convenció de que era solo otro ataque, y que volvería.
Ya han pasado varios meses, el silencio me atormenta. El silencio que me invadió luego del tercer puñal, y que me perseguirá hasta le resto de mis días.
Aclaro, mis días en la cárcel, porque hace una semana hallaron el cuerpo. Aun no me acusaron, pero falta poco para que lo hagan, de eso estoy seguro. No hay mas personas a quien acusar que a mi. Y algún detalle que me pase por alto me costara mi libertad. Mientras tanto, el silencio me condena.