No es tiempo de hablar del tiempo, ni de callar el silencio.Muchas cosas atraviesan mi mente y ninguna tiene sentido, así que asumo que todo marcha normal. Porque cuando te veo el mundo se reduce a nada más que tos intensos ojos verdes; me quedo inmóvil, expectante, intranquilo y estático, sin saber que hacer, que decir o a donde ir.
¿Son tus ojos o es tu forma de mirar? ¿Es tu alma color esmeralda? ¿Son tus labios o la dulce manera de pronunciar? ¿Es el Sol o sos vos la que irradias esa luz que modela todo tu esplendor?
No puedo apagar mis pensamientos por más que mi cerebro no responda. No puedo dar el primer paso porque ya no recuerdo como moverme. Y lo peor es que no hablarte porque estoy consciente de que la realidad nos separa.
Pasaron sólo unos minutos, en los cuales te mire tanto que tu belleza lleno por completo mis ojos y por un instante me hizo olvidar que yo era el ser humano mas horrendo que alguna vez pudo haber existido; te soñé tanto que casi olvido que mi vida es una pesadilla. Pero ahora, con los pies en la tierra y mi cabeza lo más despejada posible, decido plasmar mis sentimientos en palabras y echártelos en cara. Sos la responsable de mi locura después de todo.
Ante todo, respiro hondo y trato de conjugar una oración en mi cabeza, cuando creo que tengo las palabras correctas, o al menos tengo las agallas de pronunciar alguna palabra en tu presencia, mi corazón se detiene y mi garganta se cierra. Es que veo como te alejas, como seguís tu camino; y paradójicamente yo acabo de perder el sentido del mio.